Ayer celebramos el primer cumpleaños de Juan. Le trajeron muchísimos juguetes: un peluche de Bob Esponja, Dora la exploradora parlanchina, una pelota de Oliver y Benji… Hoy también hace un año que mi mujer se siente fea, que no le gusta su cuerpo. Cada vez que se mira al espejo se deprime; sus michelines, su piel y sus arrugas le llevan a una irrealidad. Se siente más cerca de Juan y más alejada de mí. Hoy hace exactamente un año que no paro de repetir que muero por sus perfectas imperfecciones.
Hermoso. Dejar que trascurra la vida sin miedo a dejar de ser amada.
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Muchas veces no nos damos cuenta de que para el que más nos quiere estamos preciosas, que no podemos evitar el compararnos y medirnos, aunque seguramente estemos bien.
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Esas perfectas imperfecciones, cada una de ellas grabadas en la piel y con una historia detrás…
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